La comunicación empresarial no es territorio exclusivo de las grandes multinacionales, sino que tiene un alto grado de exito también en las pymes. El tamaño de la empresa no importa a los ojos del consumidor, independientemente de esto, es más y mejor valorada si el consumidor la conoce, que si nunca ha oído hablar de ella. El ejemplo lo podemos experimentar en nuestras propias mentes, piensa en cualquier sector, fíjate en la primera empresa que te viene a la cabeza y seguro que aparece en infinidad de medios, on y off line.
Las empresas no solo venden productos y servicios, hoy en día las empresas son captadoras de atención, portadoras de una serie de valores intangibles que configuran su reputación corporativa ante la sociedad, en definitiva necesitan ser conocidas y valoradas. En este sentido, limitando su radio de acción, las PYMES también necesitan comunicarse con sus públicos, con sus instituciones, asentando relaciones de confianza con su entorno. Esto además se ve multiplicado con la llegada del boom mediático. Ahora encontramos publicaciones locales por todas partes, canales autonómicos, webs de carácter local e incluso diarios de barrio.
La rutina de las PYMES las empuja con frecuencia a la endogamia, al pasotismo promocional. La comunicación y en especial las relaciones públicas no es otra cosa que eso, una herramienta de promoción que puede tener un alcance brutal, que cala mucho más en el consumidor que la publicidad y que tiene un coste, por lo general, bastante menor.
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